Macarena Huicochea
La pujante inversión económica que ha llegado a la Riviera Maya ha contribuido al crecimiento acelerado de las ciudades caribeñas, generando un periodo de gran prosperidad inmobiliaria y hotelera que, muchas veces, ha rebasado los planes de desarrollo urbano establecidos originalmente y que afecta la calidad de vida de sus habitantes.
Tulum ha sido, durante mucho tiempo, el lugar preferido de los turistas que buscan un destino cercano a la naturaleza y, a diferencia de las propuestas de otras latitudes del Caribe, es un destino turístico en el que sus habitantes han pugnado por mantener el ambiente provincial y bohemio que lo caracteriza, y en el que predomina un ritmo de vida tranquilo, la cohesión social y el respeto al medioambiente.
Es por ello que algunos ciudadanos y empresarios de Tulum se resisten a imitar modelos que centran su oferta en el consumo masivo y prefieren atraer al turista que valora la cultura maya, los paisajes naturales y los espacios en donde las personas apuestan por la conciencia ecológica y un turismo amigable con el medio ambiente.
Una de las iniciativas más viables y sustentadas es la del empresario Alfredo Soto (quien encabeza una visión y propuesta ciudadana decidida a recuperar y proteger nuestra Joya del Caribe), cuyo planteamiento ha despertado tanto el interés de otros empresarios como el de las autoridades de los tres niveles de gobierno.
Cabe señalar que la iniciativa de Don Alfredo inició hace cuatro años, cuando patrocinó este proyecto de desarrollo económico y social al que ya se han sumado otros empresarios que, junto con el nuevo Ayuntamiento, están interesados en crear un modelo de movilidad que dará prioridad al peatón y reglamentará el uso de la bicicleta y de vehículos de transporte eléctricos en Zona Hotelera y Zona Costera. Todo esto con la intención de recuperar una ciudad amable, ecológica y con identidad propia, en la cual la gente sea la protagonista y pueda cuidar y aprovechar este entorno paradisiaco, con su enorme riqueza cultural y atractivos turísticos.
Para lograr lo anterior, los empresarios han invertido en planes para el desarrollo de la imagen de Tulum, los cuales permitirán recuperar no sólo su esencia, sino mejorar la calidad de vida para sus habitantes y para todos los trabajadores de la industria turística, a través de un crecimiento sostenido y regulado, permitiendo restablecer condiciones de vida más dignas y la seguridad personal y familiar de quienes viven, trabajan y pasean por sus calles.
Es así como Don Alfredo expresa su agradecimiento y compromiso con la ciudad, en la cual ha invertido su patrimonio y su vida durante 40 años; y el lugar en donde se asentó su madre, Doña Ana, en 1982, cuando fundaron el restaurante en el que la familia puso todos sus sueños y esfuerzos (a pesar de que, en aquel entonces, pasaban meses para que apareciera un turista y sólo había dos taxis). Ese emblemático lugar se convirtió después en el famoso Hotel familiar Ana y José, que fue el primero en tener luz, aire acondicionado y alberca, convirtiéndose en un emblema del éxito obtenido por la perseverancia y fe en el trabajo honrado.
Tras décadas de esfuerzo y experiencia, aunadas a la contratación de especialistas multidisciplinarios, el proyecto actual contempla soluciones prácticas que implican el rediseño integral de Paseo Cobá, la Costera y Av. Kukulkán; además de implementar acciones que mejorarán la experiencia de los paseantes y habitantes locales, a través de mobiliario urbano, una señalética adecuada y un sistema de iluminación paisajística que aumentará la seguridad de todos.
Esta propuesta busca renovar más de 345 mil m2 de espacio público y requiere de una inversión público-privada (promedio) de 1000 mdp.
Nuestro entrevistado asegura que desde hace 20 o 25 años (cuando sólo había 8 hoteles y 220 habitaciones) ya existían problemas de vialidad; ahora, con más de 150 hoteles y 10 000 habitaciones, ciudadanos y empresarios empiezan a despertar y buscan hacerse escuchar para trabajar junto con el gobierno con la finalidad de lograr que se implementen políticas públicas que garanticen el éxito del destino, aumenten significativamente la calidad de vida del trabajador y representen a la actual administración pública, en beneficio de todos.
Don Alfredo Soto insiste en la necesidad de ordenar, planear y reglamentar el desarrollo urbano a fin de estimular y dar confianza a los inversionistas; así como lograr recuperar la credibilidad en las autoridades y las leyes; pero también es una cordial invitación a involucrarnos y ser copartícipes de esta propuesta que, al incitar al cuidado de uno de los destinos turísticos más atractivos del Caribe, nos compromete a imitar el modelo y replicarlo en otras latitudes.