Por Doctor José Adalberto Zúñiga Morales
Director de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp) de la Biósfera de Calakmul.
Los murciélagos son el único grupo de mamíferos voladores que existe en la Tierra, con vínculos profundos y cruciales con nuestro bienestar, que contribuyen significativamente a mantener una alta calidad de vida, pero son mal vistos injustificadamente a nivel mundial.
Por ello, la Convención sobre la Conservación de Especies Migratorias y el Acuerdo para la Conservación de las Poblaciones de Murciélagos Europeos pusieron en marcha el Año del Murciélago 2011–2012, apoyado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, para promover la conservación, la investigación y la educación sobre estos animales (Medellín y Streit, 2010).
A los murciélagos los distingue la ecolocalización: emisión de ultrasonidos que usan para orientarse durante la noche, comunicarse y poder obtener su alimento. Ecológicamente, son importantes regeneradores de las selvas tropicales, ya que dispersan de dos a cinco veces más semillas que las aves.
La mayoría de los murciélagos mexicanos son insectívoros. Uno solo, del género Myotis, puede alimentarse de miles de mosquitos en una hora. Estos murciélagos reducen a las poblaciones de insectos, muchas de las cuales constituyen plagas agrícolas. Si un murciélago consume casi 10 gramos de insectos cada noche (Hill y Smith, 1984), se espera que en aquellos sitios que alberguen, por ejemplo, a un millón de murciélagos, estos consuman 10 toneladas de insectos cada noche.
Son, igualmente, importantes controladores de insectos que resultan nocivos para cultivos como el tomate o el maíz. Demuestran su función como plaguicida natural, y, gracias a su función como polinizadores, de los agaves magueyeros se puede obtener la producción del tequila y el mezcal, y también evitar la pérdida de la variabilidad genética de estas plantas.
En México, hay murciélagos que se alimentan de pequeños vertebrados como ratones, peces y aves. También existen tres especies hematófagas que consumen exclusivamente sangre.
En términos taxonómicos, a nivel mundial se han descrito alrededor de mil 116 especies (Simmons, 2005), de las cuales cerca de 140 se distribuyen en México (Medellín, 1993; Ceballos et al., 2005; Medellín et al., 2008). Sin embargo, hace 45 años, Bernardo Villa Ramírez publicó la obra Los murciélagos de México, donde reporta 154 especies (Villa Ramírez, 1966).
Los murciélagos ocupan una amplia variedad de refugios naturales y de estructuras hechas por el hombre, como cuevas, minas, grietas de rocas, árboles (troncos huecos y follaje), nidos, termiteros, alcantarillas, casas, edificios y puentes. Dichos sitios son importantes porque pueden ser usados para el apareamiento, la crianza y la hibernación. Algunos murciélagos son solitarios, pero también pueden encontrarse en grandes colonias estimadas en más de un millón de ejemplares.Hay varios refugios en México, casi desconocidos, como la cueva “El Volcán de los Murciélagos”, en el sur de Campeche, dentro del sitio especial para la conservación de murciélagos en la Zona Sujeta a Conservación Ecológica Balam-Kú (Secretaría de Ecología, 2009).
En esta cueva se han identificado nueve especies, una nectarívora y las restantes insectívoras. Además, con la grabación de la salida de los quirópteros, se estima que hay una población de entre 80 mil y 100 mil murciélagos (Escalona-Segura et al., 2002) o casi de 1 a 2.3 millones de murciélagos (Escobedo Cabrera y Calmé, 2005).
Las principal amenaza sobre los murciélagos es el desconocimiento de la importancia económica y ambiental que tienen, aunado a que durante mucho tiempo se han mitificado como portadores de la rabia y se ha dicho que son vampiros, desde la fabulación literaria.
Por otro lado, el uso de plaguicidas (Mendicuti Luna, 2003) pondría en riesgo a la población de murciélagos si no se definen estrategias de conservación. Poblaciones de aves rapaces y charas, que consumen murciélagos contaminados, se ven amenazadas al presentar un efecto biomagnificador. A la larga, estas cadenas tróficas pueden verse afectadas por el uso de plaguicidas, provocando daños psicomotores y neurológicos o hasta la muerte de los organismos involucrados, incluso humanos.
La superstición domina en la opinión que la gente tiene sobre los murciélagos, sin reconocer que su coexistencia proviene desde muchos años atrás formando parte del folclor y las leyendas, en el sentimiento religioso y en el mal (Villa Ramírez, 1966; Navarro y Arroyo-Cabrales, 2011).
Fuera de México, hay similitudes en las leyendas sobre los murciélagos. Para unos son de buena suerte, como en China, y para otros son desfavorables, como la figura de Drácula.