Por: Ebel, R., J. G. Pozas Cárdenas, F. Soria Miranda y J. Cruz González
La milpa es un sistema tradicional de policultivo que tiene su origen en Mesoamérica; consiste en la asociación simultánea de maíz (Zea mays L.), calabaza (Cucurbita argyrosperma Huber, C. f icifolia Bouché, C. moschata Duchesne ex Poir o C. pepo L.) y diversas leguminosas (Phaseolus vulgaris L., P. lunatus L., Vicia faba L. o Vigna unguiculata [L.] Walp.), cultivos que en esta parte del mundo se conocen como las tres hermanas. Aunque existen regiones en México y Centroamérica donde la palabra milpa se refiere a cualquier terreno dedicado al cultivo del maíz, en el presente artículo, milpa se refiere únicamente al mencionado policultivo.
En el caso de la milpa se trata de un policultivo mixto donde varios cultivos crecen simultáneamente sin un arreglo por surcos. La milpa es además un policultivo suplementario, donde se reduce la densidad de siembra del cultivo principal (en el caso de la milpa, el maíz) para dejar espacio para uno o varios cultivos asociados. Según el clima, el suelo, la vegetación, las costumbres alimenticias de la región y los intereses y destrezas del productor, la milpa puede incluir un sinfín de plantas (anuales y perennes) adicionales. Pueden llegar a encontrarse hasta 50 especies diferentes ya sea cultivadas, auspiciadas o toleradas. Frecuentemente, un maíz nativo con un ciclo de producción corto es intercalado con otro de un ciclo mayor. Los agricultores, muchos de ellos en subsistencia, mantienen esta diversidad inter e intraespecífica como estrategia para enfrentar futuros cambios ambientales y necesidades económicas actuales.
La interacción de maíz, leguminosas y calabaza genera un aumento de la producción por planta de maíz en comparación con su monocultivo. Gliessman en 1985 demostró que 1.73 hectáreas de maíz en monocultivo producen tanto alimento como 1 hectárea de milpa. La sobrecosecha en un policultivo como la milpa se debe a (1) efectos de selección donde prospera el cultivo dominante gracias a aportaciones de los demás o a (2) complementariedad de nicho donde las diversas plantas aprovechan nichos diferentes. En la milpa se detectan ambos fenómenos, pero predomina la complementariedad de nicho causada por las diferencias arquitectónicas de las raíces entre maíz, frijol y calabaza que resulta en una eficiente absorción de nutrientes. Aparte, el frijol es una planta fijadora de nitrógeno atmosférico que aporta este nutriente a los demás cultivos. En cambio, la caña de maíz proporciona sostén al frijol. La calabaza sembrada entre el maíz y el frijol cubre ampliamente el suelo y consecuentemente limita el desarrollo de arvenses y ayuda a mantener la humedad del suelo.
Sin embargo, desde la segunda parte del siglo XX, en México, las políticas gubernamentales promovieron el monocultivo y la utilización de estrategias como la mecanización, el mejoramiento de variedades y el desarrollo de agroquímicos para la fertilización y el control de plagas y arvenses. Desde entonces, la agricultura quedó al servicio de la industrialización. Aun así, este sistema de producción presenta también desventajas por las cuales cada vez menos jóvenes optan por dedicarse a la milpa: una alta demanda de mano de obra, poco potencial de mecanización, falta de expertos en el área; una contracorriente social, política y económica; una difícil aplicación de métodos estadísticos convencionales para evaluar experimentos biodiversos. Adicionalmente, las presiones socioeconómicas y ambientales que enfrentan muchos milperos han ocasionado la reducción del período de barbecho, haciendo menos productivo y sustentable este sistema. Otra amenaza para la milpa es el cambio climático. Para Mesoamérica, se espera para la mitad del siglo XXI que la producción de maíz disminuirá al menos en un 10%.
Como se ha evidenciado en múltiples experimentos realizados por Stephen Gliessman y Roland Ebel, en la milpa, cada planta de maíz produce un aproximado de 68.3 g, 1.2 veces superior al rendimiento por planta en monocultivo. Cada planta de frijol produjo 27.5 g, lo que corresponde a su rendimiento en el monocultivo. Todas las demás combinaciones de cultivos (maíz-calabaza, frijol calabaza y maíz-frijol-calabaza) superaron también los respectivos monocultivos en cuanto a su rendimiento total, lo que subraya el potencial productivo de los sistemas de producción diversificados.
A pesar de las múltiples fortalezas de los policultivos, la magnitud del cambio climático reta a los agricultores tradicionales y ponen en peligro la capacidad de resiliencia y adaptación de la milpa. Es probable que aplicando de forma tradicional la cosecha de la milpa, los agricultores no sean capaces de enfrentar este los retos que el siglo XXI propone, por tanto se requiere de una revitalización a través de la investigación. Aprovechando la agrobiodiversidad y baja dependencia de insumos externos de la milpa, proponemos, pues, desarrollar agroecosistemas basados en la agricultura tradicional, adaptados a las condiciones climáticas y edáficas de un determinado lugar, pero enriquecidos por técnicas contemporáneas del manejo sostenible.