Por Arqueol. Octavio del Río
Especializado en Arqueología Subacuática por la ENAH y Senior Tutor de la Nautical Archaeology Society.
Introducción
En el interior de los cenotes y cuevas del área de Tulum yacen vestigios que cuentan historias sobre algunos de nuestros antepasados más remotos, no solo de México, sino también del resto del continente americano. Fue en esta región de la península de Yucatán donde algunos de los primeros pobladores de América encontraron las condiciones ideales para la sobrevivencia de la especie y evolución de su cultura.
La Era de Hielo
Dentro de estas cuevas, ahora inundadas, se ha encontrado evidencia arqueológica y paleontológica que data de finales del Pleistoceno e inicio del Holoceno, momento en el que da término el último periodo glacial también conocido como como glaciación Würm o Edad de hielo (hace unos 10,000 años atrás). En ese entonces, el nivel del mar estaba 30 m por debajo del actual, lo que permitía que las cuevas se mantuvieran secas y fueran el habitáculo ideal para los humanos de la prehistoria, quienes habitaron en esta peculiar área geográfica y geológica de la península de Yucatán por un periodo de alrededor de 5000 años: entre los 13,700 y 8,000 años atrás.
En ese periodo, el clima cambió del frío extremo a un ambiente más homogéneo y cálido, el paleoambiente se transformó de las praderas secas con algunos arbustos a una distribución más abundante de especies vegetales, y de haber una gran cantidad de especies de megafauna que ya se había extinguido hacia el final de la ocupación humana del área, mientras que las cuevas ya se habían inundado.
Al final de la Era de Hielo el calentamiento de la tierra provocó que el nivel del mar se elevara paulatinamente hasta inundar las cuevas tal y como las conocemos en la actualidad. Esta metamorfosis en el medio ambiente -y en los recursos que proveía la naturaleza- cambiaron radicalmente durante el periodo de ocupación humana del área, lo que demuestra la capacidad del homo sapiens de entonces para adaptarse a estos cambios y sobrevivir, incluso por encima de los grandes mamíferos de la época.
Con las cuevas inundadas, sus ocupantes fueron desplazados y se vieron forzados a migrar hacia tierras más elevadas. Los procesos culturales y la evolución de las sociedades de entonces estaban arraigados a las cuevas como el refugio y habitáculo ideal en vida, y como sepulcro y lugar sacro en la muerte.
Primeros pobladores
Hasta el momento se han reportado los restos óseos de 10 individuos precerámicos que habitaron en las cuevas de Tulum. Entre estos ancestros de la prehistoria destacan los restos de Eva de Naharon quien, además de haber sido el primer fósil humano reportado en el área, es también el fósil humano más antiguo en el continente americano.
Eva de Naharon se encontraba a 27 m de profundidad y a 360 m de distancia desde el cenote Naharon. Por la profundidad y distancia a la que se encontraba en el interior de la cueva se consideró que se trataba de un humano de la prehistoria, ya que sólo pudo haber llegado ahí cuando la cueva aún estaba seca. Se logró recuperar el 80% del esqueleto, con lo que se pudo determinar que se trataba de una mujer de alrededor de 25 años de edad, de 1.42 m de estatura y de unos 46 kg de peso, y que con un fechamiento de 13,721 años (Cal Yr BP), era, además, el fósil humano más antiguo descubierto en América.
A partir de entonces y hasta la fecha se han reportado los restos de 10 fósiles humanos, todos descubiertos en los cenotes y cuevas del área de Tulum. Estos Paleoamericanos tulumneneses son, por orden de antigüedad:
- Eva de Naharon, 13,721-13,499 Cal Yr BP. Mujer de 25 años de edad.
- Naia, 12,910 -11,750 Cal Yr BP. Mujer de 15 años de edad.
- Las Palmas 12,000 – 10,000 BP U/Th. Mujer entre 44 – 50 años de edad.
- El Pit I, 11,398-11,150 Cal Yr BP. Hombre de entre 20 y 25 años de edad.
- Chan Hol II, 11,311+/-370 BP U/Th Sin determinar sexo ni edad.
- Muknal, 10,298 – 9,732 Cal Yr BP. Hombre de 40 -45 de edad.
- Chan Hol III, 10,500 Cal Yr BP. Mujer de 18 a 25 años de edad.
- Chan Hol I 194-8,792 Cal Yr BP Sexo y edad sin determinar.
- El Pit II, 9,000 Cal Yr BP. Sexo y edad sin determinar.
- El Templo, 8,000 años estimados. Hombre de entre 24 a 30 años de edad.
Los habitáculos
Los espacios que ocuparon estos humanos de las cavernas fueron seleccionados cuidadosamente para diferentes funciones. Algunos eran proveedores de agua, donde había que internarse hacia el interior de las cuevas para obtenerla. En otras cámaras encendían hogueras y cocinaban lo que cazaban, y ahí también convivían y se refugiaban del clima extremo y de los grandes depredadores de la época: como tigres dientes de sable, enormes osos chatos, coyotes y pumas, entre otros.
Si bien se establecían alianzas con otros clanes para cazar y unir lazos, también era importante ocultarse de otros grupos hostiles con los que posiblemente competían por el territorio y sus recursos. Algunas cámaras estaban camuflajeadas y contaban, además, con una fuente permanente de agua que les permitía su ocupación por grandes periodos de tiempo, e incluso por varias generaciones.
Depósitos funerarios y aconteceres de su muerte.
Tanto la posición anatómica en la que se encontraron los restos de Eva de Naharon y La Mujer de las Palmas, así como las características geológicas del sitio donde se ubicaron en el interior de la cueva, permiten pensar que se trata de depósitos funerarios, donde los cuerpos fueron alojados en cámaras mortuorias especialmente seleccionados como sepulcros para su descanso eterno.
La Mujer de las Palmas se encontraba en el interior de una gran cámara, a 174 m desde la entrada del cenote Las Palmas y a 24 m de profundidad. El cuerpo fue alojado bajo un nicho en una gran formación rocosa que, a modo de sarcófago de piedra, lo albergaba en su interior. Esta cámara mortuoria fue cuidadosamente seleccionada para su sepulcro y puede tratarse de una de las primeras manifestaciones de ceremonias funerarias en América.
Chanhol I y Chan hol II fueron descubiertos en el mismo sistema, a 8 m y 8.5 m de profundidad respectivamente, y a 530 m y 1240 m desde la entrada al sistema, siendo así los individuos que a menor profundidad se encontraron, pero los que a mayor distancia estaban desde la entrada. Ambos se esqueletizaron en el lugar y pudiera ser que ahí murieran, tal vez al perderse en el interior de cueva en busca de agua.
Muknal, por su parte, podría tratarse de un depósito secundario, ya que solo se encontró el cráneo, la mandíbula y algunos huesos largos, lo que permite inferir que parte delesqueleto fue transportado de un depósito previo y alojado en este nuevo sitio para su descanso eterno, incompleto, sí, pero eterno.
Por otro lado, Naia, una joven de apenas 15 años de edad, cayó en el interior de una cueva con un gran “Hoyo Negro” (nombre dado al sitio donde se encontró). Al parecer se internó en el lugar en busca de agua y, al igual que una gran cantidad de especies de megafauna, dada la penumbra del lugar, no pudieron evitar caer en este gran pozo de 60 m de profundidad. La fractura en la cadera de Naia es un indicio inequívoco del golpe de la caída que provocó su muerte.
Otros ejemplos de posibles accidentes son el Pit I y el Pit II, localizados a 30 y 45 m de profundidad en el interior del cenote El Pit. Ambas muertes pudieron darse por el impacto al caer en el interior del pozo o por ahogamiento, dado que a esa profundidad el sitio estaba parcialmente inundado.
La salud y otros males.
Muknal presentaba abrasión crítica en dentadura y desgaste en la raíz, además traumas craneales con una grave infección en alguna de las heridas. El hombre del Templo había perdido parte de la dentadura desde hacía tiempo, dado que los alvéolos dentales ya se habían sellado. Naharon, tenía un par de vértebras fusionadas, además de desnutrición y anemia; al igual que Naia. Otros, tenían problemas en articulaciones o dientes con caries, por lo que habrían sufrido de dolor de muelas y fiebre, entre otros padecimientos. La vida diaria y proveerse de una dieta nutritiva y sana era difícil, así como también la sobrevivencia, no solo en la cotidianidad, sino por las mismas enfermedades que padecían.
Estos vestigios, y las cámaras subterráneas donde se encontraron, son parte del legado arqueológico que dejaron estos primeros pobladores de Tulum y del resto del continente. Las cuevas fungieron como el habitáculo ideal en vida y fueron su última morada en la muerte, esto hasta el momento en que se inundan y son abandonadas junto con sus muertos.
Y después llegaron los mayas. Pero esa, es otra historia…