Por Por Nilda Elena Briceño López
Mujer maya. Traductora certificada en lengua maya. Cofundadora de Colectivo Xitil. Practicante de medicina tradicional y apasionada por la conservación de las plantas medicinales de la península de Yucatán.
Nuestros ancestros consideraban a las plantas como seres vivientes y representaciones de los dones de los dioses y de la naturaleza porque brindan alimento, belleza y salud. Además de nutrir el cuerpo, poseen sustancias capaces de prevenir y curar nuestras dolencias; así como algunas propiedades que permiten mejorar el funcionamiento del organismo al propiciar una buena digestión, sueño reparador, efectos calmantes del sistema nervioso y reguladores de funciones hepáticas, cardíacas y renales, entre otras que la ciencia ha podido comprobar.
Gran parte del conocimiento más valioso de los pueblos originarios es acerca de las plantas y cómo usarlas para el bienestar, incluyendo también las implicaciones rituales y espirituales que se les atribuyen desde tiempos antiguos. En la actualidad, este conocimiento se reconoce y recupera a través de la fitoterapia y la antropología médica, las cuales sistematizan, de acuerdo al método científico, los conocimientos prácticos de los curanderos y curanderas tradicionales, así como sus efectos y aplicaciones terapéuticas.
Al igual que la mayor parte de mis ancestras, he aprendido de mis mayores cómo usar diversas hierbas para sanar y esto ha sido parte de la vida cotidiana de muchas otras mujeres mayas y la primera respuesta ante una enfermedad. El conocimiento sobre herbolaria es vasto, pero quisiera compartir algunas recomendaciones para su uso en el marco de la salud emocional, pudiendo integrarse a los servicios de wellness para enriquecerlos.
Existen plantas con efectos sedantes y relajantes, entre las que se encuentran la albahaca (Ocimum basilicum), la hoja santa (Piper auritum), naranja agria (Citrus aurantium), maracuyá (Passiflora incarnata) y guayaba (Psidium guajava). Para usarlas, podemos preparar una infusión con una cucharada sopera de las hojas frescas para una taza de agua hirviendo, manteniéndola tapada hasta el momento de usarla. Estas pueden aplicarse antes o después de un masaje, ceremonia o proceso de atención psicoemocional, ayudando a mantener el estado de ánimo más equilibrado y haciendo un efecto sinérgico con el proceso terapéutico ofrecido.
En ocasiones, el trabajo de sanación puede ser física y emocionalmente arduo ya que, muchas veces, se reviven situaciones estresantes que derivan en un ataque de pánico o crisis de ansiedad, en las cuales la sensación en cuerpo-mente-emoción es abrumadora. Para apoyar de manera más efectiva en esos casos, se toman de 3 o 4 hojas tiernas de naranja agria (Citrus aurantium) y se frotan en las manos hasta que liberen su aroma, se cubre nariz y boca y se invita a inhalar lo más lento y profundo posible. Esto ayudará a recuperar la calma rápidamente, debido a los aceites cítricos esenciales que han demostrado su efectividad tanto en las prácticas tradicionales de nuestro país como en los estudios de prestigiosas marcas de laboratorio. El tratamiento puede complementarse con una infusión de la misma planta para favorecer el descanso y la relajación muscular.
Las plantas son poderosas, por lo que es un mito que por ser naturales no causan efectos secundarios. Hay que tener especial cuidado en personas con dolencias hepáticas, coagulatorias, que consuman medicamentos psiquiátricos o relacionados con enfermedades crónicas, porque algunas plantas pueden influir significativamente en ellas al mezclarse los compuestos de los químicos de dichos fármacos con los principios activos de las hierbas.
En la herbolaria, menos es más, por lo que tomar demasiadas infusiones y muy cargadas solo forzará al organismo y puede ser contraproducente para la salud. La dosis máxima por planta es de tres tazas de infusión, y si tomamos varias plantas al día, el máximo es de seis tazas en total.
Cabe señalar que, para los mayas, la enfermedad estaba íntimamente relacionada con transgresiones morales, físicas, emocionales o religiosas, por lo que para recuperar la salud se requería del restablecimiento del equilibrio de todos los aspectos de la persona. Además de usar hierbas, los antiguos sanadores y sus herederos contemporáneos usan diversos métodos entre los que destacan el baño de vapor, masajes o sobadas del cuerpo y ajustes de músculos, articulaciones e incluso órganos afectados por caídas y esfuerzos o relacionadas con piquetes o mordidas de animales, para las cuales se aplican plantas con propiedades desinflamatorias.
Algunas de las hierbas medicinales más utilizadas actualmente son el achiote (Bixa orellana), el chocho o manzanita (Malvaviscus arboreus), el estafiate (Artemisia mexicana), la hierbabuena (Mentha piperita), la hierba del sapo (Epaltes mexicana), el limón (Citrus aurantifolia), el maguey morado (Tradescantia spathacea), la ruda (Ruta chalepensis), la sábila (Aloe vera) y el toronjil (Melissa officinalis) que se ocupan tanto en infusiones como en baños, remojo de pies y en aplicaciones cutáneas. Estas se pueden preparar en infusión, cataplasma o mezclarse con alcohol; también pueden utilizarse en la elaboración de ungüentos y lociones para ayudar a disminuir diversos dolores musculares, de estómago o de cabeza; disminuir la presión alta o en el tratamiento de padecimientos de la piel, entre muchos otros.
Actualmente, muchos de estos productos se están comercializando a través de diversas marcas; otros, como el barro, el chocolate y la sábila (por citar solo algunos) se utilizan cada vez más en los Spas que ofrecen los beneficios de estos compuestos herbolarios que forman parte de mascarillas y envoltorios corporales para mejorar la salud.
Consideramos que es importante difundir y reconocer la importancia de los conocimientos tradicionales, a fin de conservarlos y transmitirlos adecuadamente para apreciar su importancia cultural, pero también su cada vez más relevante papel en la oferta del turismo wellness, que suele incluir en sus catálogos recetas, masajes, baños de vapor y otras prácticas originales mayas , lo cual incrementa el atractivo y valor en el mercado del bienestar.
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