Kute Blackson nació en Ghana, África Occidental. Su padre fue un destacado líder religioso que fundó múltiples iglesias y se convirtió en un líder legendario. Desde joven destacó por su capacidad oratoria, pero descubrió que la espiritualidad era un camino más amplio y personal, por lo que inició su propio recorrido. Fue gracias a esta decisión que logró despojarse de creencias y buscar respuestas que le permitieron reconstruir su vida a partir de la libertad y una forma de vivir de manera plena. Así es como se ha convertido en uno de los más representativos de la espiritualidad y consciencia modernas.
Kute se define a sí mismo como un orador y autor cuyo propósito es ser una inspiración para las personas: un maestro que les ayude a recordar quienes son realmente hasta acceder a su propia libertad interior.
En una entrevista que amablemente nos concedió, compartió el propósito de sus charlas y libros, he aquí la trascripción:
«Yo no instruyo a las personas, no solo les enseño, no solo les doy información porque creo que la información por sí sola no es suficiente. No los entreno, yo desentreno, desenseño, desadiestro. Creo que ya estamos enteros, somos perfectos, completos; somos parte del infinito, de la inteligencia innata del universo. El núcleo de nuestro ser es perfecto, sin embargo, una vez encarnados en la existencia humana comenzamos a ser condicionados poco a poco. Es entonces cuando comenzamos a olvidar nuestra verdadera identidad y perfección, olvidamos que somos una manifestación de lo divino.
La sociedad, nuestros padres, los medios de comunicación nos condicionan y comenzamos a olvidar quienes somos. Entonces, el propósito de mis libros, de mi trabajo, es ayudar a las personas a recordar quienes son en realidad. No se trata de ayudarles a “convertirse” porque no puedes convertirte en lo que ya eres. Así que les ayudo a despojarse de las ilusiones, las mentiras, los bloqueos que les impiden recordar quienes son.
Ahora nos vemos obligados a preguntarnos “¿quién soy?”, “¿quién soy en realidad?” Muchos de nosotros medimos nuestro valor por nuestro trabajo, nuestra cuenta bancaria; ponemos nuestra autoestima y valor en ciertas relaciones; y eso se ha visto introyectado, alterando nuestra relación con el mundo y la realidad. Nos vemos obligados a mirar dentro y realmente preguntarnos “¿Quién soy” y “¿Qué es lo importante?” Para mí de eso se trata la búsqueda espiritual. A medida que las cosas cambian tan rápido en el mundo exterior, la gente está buscando, en un nivel completamente diferente, a un ritmo completamente diferente porque lo que estamos buscando es una conexión con la realidad. Estamos hambrientos de conexión por lo que es real, nos preguntamos cual es la verdadera estabilidad y conexión. Así que ahora tenemos a más personas que nunca en esa búsqueda.
Y nuestras almas, las de todos nosotros, han elegido encarnar en la experiencia humana justo en este momento de la historia, creo yo, para ser parte del despertar de la consciencia; para participar en el despertar de la consciencia que está sucediendo ahora mismo. Así que ya no podemos seguir postergándolo, tenemos que despertar. Y es por eso, yo creo, que ha surgido la intensa búsqueda de la espiritualidad y el bienestar holístico para tratar de entendernos a nosotros mismos, y esta necesidad está en aumento.
También hemos llegado a un punto en el que, una vez que conseguimos lo que buscamos, nos damos cuenta de que tal vez no sea tan satisfactorio como pensábamos. Algo sucede cuando una persona llega al punto de que logras lo que pensabas que querías y te encuentras con la insatisfacción. Cuando pensamos que lo que quereros conseguir nos va a hacer felices, pero no es así, es entonces cuando nos vemos obligados a buscar algo más profundo.
Parte del desafío es, en gran medida, que la espiritualidad se ha convertido en un producto, emocionante y sexy. En muchas formas la espiritualidad se ha convertido en una tendencia. Y parte del desafío radica en que, a medida que la semilla de la espiritualidad se propaga, puede comenzar a perder algo de la verdadera tradición y autenticidad real… de cimentación y arraigo. Esto es parte del desafío, es por eso que creo que es realmente importante que no nos perdamos en todo esto. Porque vivimos en una época en la que cualquiera puede tomar un libro y proclamarse un coach de vida; cualquiera puede hacer una ceremonia de medicina tradicional y proclamarse chamán, y ofrecer ceremonias de medicina tradicional para el siguiente fin de semana. Pero estoy convencido de que en verdad se necesita más que eso.
Primero, si somos buscadores de la espiritualidad, creo que es muy importante que cultivemos el discernimiento… el discernimiento… ser muy exigentes en cuanto a quién buscamos y de quién elegimos aprender porque hay muchas enseñanzas que se ven bien, se escuchan bien, tienen una mercadotecnia elegante y sexy, pero no necesariamente viven y encarnan la enseñanza… y creo que cuando caemos en la mercadotecnia atractiva, entonces nos perdemos de la práctica y del proceso de enseñanza auténticos… Así que creo que el discernimiento es muy importante. Invito a las personas a buscar a un maestro que tenga integridad, a buscar a un maestro que haya pasado por un proceso real y que verdaderamente esté viviendo ese proceso en carne propia; y que su vida sea un ejemplo vivo de su práctica.
Para mí, la espiritualidad no es solo lo que dices y los buenos mantras; y el hacer buenas asanas de yoga; y el usar los trajes de moda para yoga; y el hacer una ceremonia de cacao; y el hacer curación de reiki; y el hacer un ritual de sudor… La verdadera espiritualidad es cómo vives tu vida. ¿Cómo vives tu vida? ¿Puedes estar presente? ¿Puedes llegar a tiempo? ¿Puedes vivir con integridad? ¿Puedes decir tu verdad? ¿Puedes ser amable con la gente? ¿Puedes hacer lo que dices que harás? ¿Puedes ver la belleza en los que te rodean? ¿Puedes celebrar los momentos ordinarios? La espiritualidad no es un truco, la espiritualidad no es una transferencia; la espiritualidad es una forma de ser. Es cómo vives tu vida, es cómo tratas a los que te rodean. Siempre digo: no sirve de nada hacer una ceremonia de cacao, una ceremonia de medicina tradicional, una cámara para ritual de sudor y luego engañar a tu novia, ¿verdad? Y robarle a tu socio comercial… Ah, pero voy a mi clase de yoga y bebo mi jugo verde.
Así que, en mi opinión, deberíamos buscar prácticas y enseñanzas que no solo nos lleven a otras dimensiones porque, en muchos sentidos, cuando la espiritualidad se comercializa a veces nos venden prácticas que nos intoxican, que nos dan un subidón. Puede que ya no estemos inhalando cocaína o tomando tequila, pero seguimos usando, de alguna manera, a la espiritualidad como un escape de la realidad; como un escape del mundo que nos rodea; como un escape de las verdaderas relaciones. La espiritualidad no se trata simplemente de inhalar hasta llegar a otras dimensiones o abrir tu glándula pineal o hacer que te encuentres con los extraterrestres, ya sabes, llegar a otros planetas. Si la espiritualidad, si un maestro espiritual no te ayuda a vivir tu vida en el aquí y ahora, si no te ayuda a enfrentarte con tu sombra, a resarcir daños, a asumir la responsabilidad de aquellos a quienes lastimaste, a vivir en armonía: no es una verdadera enseñanza espiritual.
Sin embargo, la práctica y la enseñanza espirituales auténticas te desafiarán a vivir cada día como práctica espiritual, cada día como tu experiencia espiritual … Cada día se convierte en tu yoga, no solo de vez en cuando, en momentos. Esto es un desafío. Así que, sé exigente. Y creo que es importante elegir una práctica… una práctica y/o maestro que te desafíe a cuestionarte a ti mismo. Muchas veces estamos viviendo dentro de una identidad e inconscientemente elegimos prácticas o maestros que se alinean con nuestro sistema de creencias actual; y se alinean con nuestra identidad actual. Como resultado nuestro sistema de creencias se termina reforzando y no nos permite evolucionar; no nos desafía. Así que buscamos a un maestro que crea lo que nosotros creemos… «oh, ese me gusta, así que haré lo que él hace y lo seguiré porque él cree lo que yo creo», pero una verdadera práctica y un verdadero maestro te obligarán a cuestionarte a ti mismo; y a tu ego puede que eso no le guste… porque para el ego eso puede sentirse como una muerte. Así que no elijas al maestro que solo refuerce tu identidad egoísta, elige a un maestro que te haga trascender y, luego, ser verdaderamente libre. De lo contrario la espiritualidad y una práctica espiritual terminan convirtiéndose en una adicción. Una adicción a uno mismo, una adicción al ego en lugar de un verdadero proceso de liberación y libertad. El ego no es bueno o malo, sino neutral; y debe ser un simple vehículo que utilizamos para navegar esta experiencia humana de autodescubrimiento.
Elige una práctica espiritual o enseñanza que pueda ayudarte a despertar tu propia inteligencia innata. Muchas veces buscamos respuestas afuera, cuando en realidad tenemos una inteligencia innata dentro de nosotros mismos. Hay que mirar de dentro hacia afuera… de esta manera no nos volveremos dependientes de alguien más y nos veremos obligados a despertar nuestra inteligencia innata; nuestra sanación y grandeza.
Hay que rendirse a la vida, entregarse plenamente a tu espíritu y es ahí cuando quitas las limitaciones de la vida y renuncias a la idea de cómo crees que ésta debería ser y quién crees que deberías ser, para que finalmente puedas estar disponible para la vida auténtica que está buscando suceder a través de ti.»
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