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Isla de Tamalcab, una perla en la Bahía de Chetumal

Por Jorge Manriquez Centeno

Doctor en Derecho Parlamentario

Deshabitada por seres humanos, la isla de Tamalcab se abre como una perla en la Bahía de Chetumal, con su vegetación exótica y su rica fauna, sus arenas blancas y sus cristalinas aguas, que se vuelven un imán para los visitantes que desean snorkelear o dar un paseo por un paisaje casi virgen en el Caribe mexicano.

A unos ocho kilómetros de la costa, se encuentra Tamalcab y se puede llegar a ella mediante lanchas y botes que parten desde un muelle en el poblado de Calderitas, en cuyos márgenes se extienden diferentes restaurantes especializados en pescados y mariscos, donde hay, entre otros platillos, camarones empanizados, jaibas a la mantequilla y empanadas de cazón.

Los amantes de la naturaleza hallarán en esta ínsula una vegetación de selva baja inundable y también de selva mediana, lo que genera un cromatismo hermoso, que invita lo mismo a la aventura que al descanso.

Monos araña, garzas azules, tepezcuintles, águilas pescadoras, sereques, coatíes, agutíes y tejones viven allí en armonía en un espacio que abarca nueve kilómetros de largo y unos cuantos cientos de metros de ancho. En las aguas, predominan peces como la cherna y la palometa.

En su ensayo “Topónimos en la costa Yucatán-Belice, variación del nombre en algunos cayos e islotes”, publicado en la revista Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, en 2019, el catedrático de la Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo Martín Ramos Díaz desmiente con sus argumentos la creencia de que Tamalcab es una voz maya.

Deshabitada por seres humanos, la isla de Tamalcab se abre como una perla en la Bahía de Chetumal, con su vegetación exótica y su rica fauna, sus arenas blancas y sus cristalinas aguas, que se vuelven un imán para los visitantes que desean snorkelear o dar un paseo por un paisaje casi virgen en el Caribe mexicano.
Obelisco de la Bandera en Chetumal.

Ramos demuestra con documentos históricos que esta pequeña isla era usada para acampar por un talador de maderas preciosas de la colonia inglesa (hoy Belice) llamado Tom Laco y la pronunciación y la escritura incorrectas de este nombre terminó convirtiéndose en Tamalcab.

Hay en la isla vestigios mayas poco explorados o sin restaurar, que consisten fundamentalmente en plataformas.

En el texto “Oxtankah. Una ciudad prehispánica en las tierras bajas del área maya”, publicado el 19 marzo de 2013 en la revista El volcán insurgente, la arqueóloga Hortensia de Vega Nova asegura que, durante el Clásico Temprano (200-600 d. C.), el sur de Tamalcab estaba habitado y funcionaba como una comunidad portuaria.
Alrededor de la isla, los visitantes de México y el mundo suelen pasear en veleros, kayaks y bicicletas acuáticas.

Un poco más allá, hay un conjunto de pequeños cayos, que pueden recorrerse en una excursión, como Dos hermanos, que son en realidad dos cayos divididos por un canal. Hay allí un mirador turístico para apreciar la fauna: aves maravillosas (cormoranes, garzas y fragatas) y cocodrilos. Igualmente, pueden verse hermosos atardeceres.

Deshabitada por seres humanos, la isla de Tamalcab se abre como una perla en la Bahía de Chetumal, con su vegetación exótica y su rica fauna, sus arenas blancas y sus cristalinas aguas, que se vuelven un imán para los visitantes que desean snorkelear o dar un paseo por un paisaje casi virgen en el Caribe mexicano.

Otros cayos cercanos son Venado, Violín, Palometa, Tigre, Bota y Judío. El cayo Venado, pese a su pequeñez, es un santuario para la reproducción de los manatíes.

Hacer este viaje en el sur de México, en la frontera marítima con Belice, es una experiencia satisfactoria. Es como entrar a un mundo virgen que pueblan los cantos de los pájaros, el sonido apacible de la bahía, las nubes blanquísimas que se reflejan sobre la superficie…
En el trayecto, a veces, afloran sus cabezas los manatíes, o sobrevuelan a los viajeres nubes de pájaros. Algunos llegan a afirmar que esta travesía es como acercarse a un paraíso.

TAMALCAB (ISLA): Tierra de tamales.
Tamali. JPP: tortas de masa con carne en su interior envueltas en hojas de maíz o plátano y cocidas en agua.
Cab: tierra, región.
Probablemente el toponímico está relacionado con el náhuatl tamalli, que tiene el mismo significado.

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