Historiadora Valeria Sarabia Flores
Uno de los episodios más conocidos de las rebeliones indígenas coloniales es, sin duda, el levantamiento ocurrido en Kisteil, Yucatán; protagonizado por Jacinto Canek en 1761.
Cada rebelión, levantamiento o conflicto social tiene sus propias características histórico sociales. En el caso del levantamiento de Kisteil, encontramos algunos elementos de interés, como por ejemplo la utilización del nombre Canek, cuyo origen y significado está sumamente arraigado a la tradición prehispánica, lo cual nos revela un sentimiento reivindicativo de la cultura maya.
Testimonios de la antigüedad del nombre Canek.
Las evidencias epigráficas e iconográficas en la zona del Petén guatemalteco y el norte de Yucatán; así como los libros del Chilam Balam, revelan la presencia del nombre Canek desde el Clásico medio (700 d.C.) que en su transliteración se escribe Kan Ek’, cuyo significado es “serpiente estrella”. Este nombre hacía alusión a un cargo político que ostentaban algunos líderes itzaes, grupo étnico aparentemente originario del área lacustre del Petén; aunque existen estudios que proponen su origen en un área mucho más extensa en la Península de Yucatán y las Tierras bajas del sur. Hacia mediados del siglo VII d.C, los itzaes, empujados posiblemente por la inestabilidad política de la región del Petén, migraron hacia el norte, afianzando su estancia con la fundación de Chichén Itzá y ejerciendo su poderío en un amplio territorio en el norte de Yucatán.
En 1995, los epigrafistas Linda Shele y Nikolai Grube descifraron el glifo Kan Ek’ en las estelas 10 y 11 de Ceibal. En particular la estela 10 hace alusión a un gobernante Itzá del sitio Motul de San José, que portaba el título Kan Ek’, con fecha del 849 d.C. Otros sitios en donde fue identificado el glifo son Yaxchilán, Pusilhá, Ucanal y Xultún, todos ellos aledaños a la región del Petén.
En Chichén Itzá se identificó el glifo Kan Ek´ en una leyenda pictográfica de una de las columnas del edificio sur de la cancha del Juego de Pelota; así como en el Dintel 1 de Las Monjas. Estas representaciones sugieren una relación de parentesco con el linaje Itzá del Petén; sin embargo, aún existe controversia sobre el origen y migración de los itzaes.
Kan Ek’, el último gobernante itzá.
En el corazón del lago Petén-Itzá se encuentra la isla de Noh Petén – también referida en las fuentes coloniales como Tah Itzá (Tayasal)- ciudad fundada por los itzaes en el siglo XIII posterior a la caída de Chichén Itzá. Aún no queda claro si los itzaes que fundaron Tayasal fueron los mismos que abandonaron Chichén Itzá hacia 1250 d.C. Existen estudios sólidos que proponen la migración de este grupo desde la Península de Yucatán durante dicho periodo, así como otros que sugieren la ocupación continua de grupos itzaes en la región del Petén desde siglos anteriores.
Tayasal, localizada en el noreste de Guatemala, en la ya mencionada región del Petén, fue una de las zonas que resultaban impenetrables para los conquistadores. A lo largo del periodo colonial se convirtió en el ejemplo de resistencia para los mayas que se negaron a someterse al dominio colonial.
El título Kan Ek’ fue ostentado por diferentes gobernantes de Tayasal, pertenecientes al mismo linaje. La referencia más antigua en las fuentes coloniales la encontramos en las Cartas de Relación de Hernán Cortés, en donde relata el encuentro durante su travesía hacia Honduras (en 1524) con el soberano Aj Kan Ek’, quien lo recibió sin hostilidad en su territorio.
El paso de Cortés no significó una amenaza para la región, pues esta se mantuvo independiente del orden colonial hasta 1697.
Desde principios del siglo XVII misioneros cristianos intentaron persuadir a los itzaes de aceptar la fe católica y jurar lealtad al rey de España; sin embargo, sus intentos no tuvieron éxito. De acuerdo con la cuenta del tiempo y las profecías katúnicas había un momento indicado para luchar o para negociar con los invasores. En los documentos coloniales que relatan las misiones evangélicas se menciona un encuentro con el soberano Aj Kan Ek’, en 1618 y, posteriormente, otro en 1695. Evidentemente se trataba de personajes distintos que iban heredando el poder político de Tayasal. Aunque hubo dos intentos de negociar con los españoles, enviando comitivas a Mérida como estrategia diplomática para evitar conflictos bélicos y salvaguardar intereses de ciertos grupos, la realidad es que había una clara hostilidad y negación de los itzaes para someterse a los europeos.
Finalmente, en 1697 el ejército español, con ayuda de aliados indígenas, logra sitiar y reducir Tayasal, tomando como prisionero a Aj Kan Ek’. Sin embargo, esta fue solo una victoria parcial para los españoles, pues una gran parte de los habitantes de la isla se refugiaron en la selva, continuando con una organización autónoma e independiente del sistema colonial que prevaleció hasta el siglo XIX.
El nombre de la resistencia
La sublevación de Jacinto Canek no solamente trataba de eliminar los pesados tributos y abusos ejercidos por autoridades eclesiásticas y coloniales, sino que trataba de establecer un orden que les brindara una forma de organización autónoma maya. El título Rey Jacinto Uc de los Santos Canek Chichan Moctezuma, con el cual fue proclamado “rey de los indios”, no fue un hecho al azar. Jacinto Uc conoció la zona indómita del Petén posterior a la caída de Tayasal y, al parecer, los aires de rebeldía aún continuaban presentes en dicha región, pues permaneció un tiempo alentando a otros mayas a rebelarse. Fue un hombre consciente de su realidad y de la imperiosa necesidad de sacudirse el yugo colonial, por lo cual tomó el nombre de aquellos gobernantes que, por casi siglo y medio, mantuvieron al último señorío maya independiente del poder español, y cuyo nombre todavía tenía, sin duda, un significado importante para los mayas rebeldes de aquella región, que también veían en Canek la esperanza del retorno del dios Quetzalcóatl- Kukulkán.
El 17 de noviembre de 1761 estalló la rebelión en Kisteil tomando por sorpresa a los habitantes españoles de aquel poblado. La rebelión fue subestimada en un principio por las autoridades; sin embargo, al ver seriamente amenazados sus intereses y seguridad, actuaron de manera inmediata logrando sofocar la revuelta con la captura y tormento de Jacinto Canek, que se realizó en la plaza pública el 14 de diciembre del mismo año.
A pesar de haber sido un movimiento breve, la relevancia del suceso trascendió los siglos, influenciando a los mayas rebeldes durante la Guerra de Castas en 1847 y movimientos sociales recientes en el territorio maya.
El nombre Canek ha tenido eco en la memoria colectiva del pueblo maya, pues con frecuencia encontramos literatura, nombres de escuelas, centros culturales, calles, avenidas y colonias con esta denominación. Sin duda el rey Canek sigue siendo un símbolo de resistencia y reivindicación de un pueblo que continúa luchando por proteger su territorio y preservar su herencia cultural.