Por: Ernesto Vargas Pacheco
Doctor en Antropología, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM
Un personaje poco conocido quien renunció a su patria de origen, a su rey, a su religión, se quedó con los mayas para fundar su propia familia y luchar contra sus hermanos españoles apoyando a sus nuevos hermanos mayas, motivo por el cual se le conoció como el “renegado” según los españoles y como padre del mestizaje en México.
Gonzalo Guerrero se integró en la vida de sus captores y se ha convertido en un icono del mestizaje y de la resistencia contra los conquistadores de Yucatán. No se le conoce como un héroe ni como un villano, es una historia muy humana narrada por un conjunto de crónicas-leyendas no necesariamente fidedignas, sin embargo, la historia de Gonzalo Guerrero sigue fascinando a historiadores, novelistas, cineastas, escultores etc. como un personaje único por ser el náufrago que llegó a las costas de Yucatán y se integró en la vida de los mayas.
Gonzalo Guerrero es mejor conocido como el compañero de Jerónimo de Aguilar, náufragos y sobrevivientes que llegaron a las costas de Yucatán en donde cayeron en manos de los mayas de la región. Según algunas crónicas, sus compañeros fueron sacrificados y ellos a pesar de huir fueron nuevamente tomados como cautivos, Jerónimo de Aguilar pasó ocho años de esclavitud antes de ser rescatado por Cortés en 1519. El otro cautivo tuvo un destino muy distinto, acabó en Chetumal, se perforó las orejas, se tatuó, se casó con una princesa maya, tuvo hijos, llegó a ser nacom (líder militar de los guerreros en una localidad o batabil) y rehusó reintegrarse a los españoles. Gonzalo Guerrero nació en Palos de la Frontera, Huelva, España, alrededor de 1470 o 1480 y muere en Puerto Caballos, Honduras, en 1536 luchando contra los españoles y defendiendo a sus hermanos mayas.
Fue un soldado más que marinero, participó en España como arcabucero en la conquista de Granada y en Nápoles, es decir, que tenía un entrenamiento militar antes de llegar a América alrededor de 1510 con Diego de Nicuesa. Ya en el Darién, Gonzalo Guerrero va con Juan de Valdivia hacia la Isla Fernandina, Santo Domingo, llevando un cargamento de oro y otros materiales. Parten de Darién el 15 de agosto de 1511 con buen tiempo, después de tres días de vientos huracanados y grandes olas hacen que la nave encalle en los bajos de las Víboras. Sobreviven entre 13 y 20 personas, pero solo llegarán 8 a las costas de Yucatán y únicamente Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero sobreviven.
Al parecer llegan a Xaman Ha (Playa del Carmen), otros dicen que llegan a las costas cercanas a Tulum, en donde algunos de sus compañeros mueren y ellos tienen que servir de esclavos haciendo servicios para sus captores, al parecer también participan en algunos enfrentamientos en donde Gonzalo destaca por sus habilidades militares.
Es regalado según algunos relatos y en otros se dice que huye, y llega a la bahía de Chetumal con Na Chan Can, en donde al parecer adquiere la libertad y como guerrero participa en varias expediciones guerreras, demostrando nuevamente sus habilidades como soldado. Ya para entonces hablaba maya, adopta sus costumbres y consuma su título de padre del mestizaje al concebir descendencia con la princesa Zazil Ha hija de Na Chan Can.
En 1519 con la expedición de Hernán Cortés que estaba en Cozumel se manda un pequeño grupo para rescatar a los prisioneros que estaban en tierra firme, es decir, los sobrevivientes del naufragio en las costas de Tulum y por la bahía de Chetumal. Solo Jerónimo de Aguilar decide regresar, Gonzalo casado y con hijos que ama, es cacique y capitán, además tiene la cara labrada y horadada las orejas, motivo por el cual decide permanecer con su nueva familia, los mayas de la bahía de Chetumal.
Se estima que Gonzalo se dedicó a entrenar a los mayas de Chetumal para defender su territorio y participó en varias refriegas, luchó contra los Montejos y su capitán Dávila y finalmente muere en 1536 en Puerto Caballos Honduras luchando contra Pedro de Alvarado, allí se le registra como Gonzalo Aroza, que era su segundo apellido.
En la historia colonial no se le toma mucho en cuenta por amar a una mujer a una maya, formar una familia, mezclar su sangre con la de sus captores y abrazar la cultura y los dioses prehispánicos. Aguilar en cambio se mantuvo casto, fiel a su rey y a su dios, posteriormente es rescatado y forma parte importante de la historiografía de la conquista por fungir como interprete entre mayas y españoles.
Foto de portada: documental «entre dos mundos»