Por el Colectivo Akumal Monkey Sanctuary.
La primera luz de la mañana se observa entre los recovecos más frondosos de la selva de Quintana Roo. A lo lejos, se escucha el crujir de los árboles, donde habita una de las especies más importantes de la región del sur del país: Ateles geoffroyi, mejor conocido como “Mono araña”.
Proveniente del griego ateles, que significa incompleto o imperfecto, el nombre se le asignó porque, al compararlo con otros primates, se notó que estos monos presentan sólo cuatro dedos, debido a la ausencia del pulgar.
Esta especie posee gran atractivo y un cuerpo esbelto. Sus brazos y piernas son fuertes y largos, la cabeza es pequeña en relación con su cuerpo. Tienen un rostro muy característico con áreas de piel sin pelo, justo alrededor de los ojos y el hocico. Su barriga se destaca por un color blanquecino brillante.
A la destreza de los movimientos con los que se desplaza, brincando de un lugar a otro impulsado por sus extremidades superiores, se le llama braquiación. La estructura ósea de los monos araña está adaptada para este tipo de desplazamiento; los huesos del hombro permiten una mayor rotación del brazo para alcanzar las ramas que se localizan detrás de su cuerpo.
Adicional a sus largos brazos y piernas, la cola del mono araña es prensil, es decir, con ella puede sujetarse, balancearse y escalar las copas de los árboles tropicales, convirtiéndose en una quinta extremidad que le permite desplazarse con facilidad hasta volverse “el acróbata de la selva maya”.
Los monos araña son muy importantes debido a su rol en la dispersión de semillas. Diariamente, viajan largas distancias llevando las semillas de los frutos consumidos a otras áreas. Cuando defecan, las sueltan en esa región y completan así el ciclo de vida de las plantas.
Los monos son oportunistas por lo que consumen frutos que tienen al alcance, llevan una dieta de acuerdo con la temporada del año, lo que mantiene la biodiversidad de los bosques tropicales.
La familia es muy importante para los monos araña, viven en comunidades que van desde los cinco hasta los 50 ejemplares. Su organización social es la fisión-fusión: división en subgrupos cuyo número de integrantes se ajusta a la disponibilidad de los recursos para su existencia.El clima tropical y los lugares húmedos a nivel del mar es el hábitat predilecto de esta especie. Su distribución en México va desde San Luis Potosí hasta la península de Yucatán, extendiéndose al sur por toda Centroamérica hasta Panamá.
Antiguamente, en las culturas prehispánicas, el mono araña ha sido muy valorado y asociado a manifestaciones artísticas como la danza y el canto. Es común encontrarlo en vasijas y utensilios, como elementos decorativos, representando belleza y alegría. Hay evidencias de que en estas culturas los usaban como ofrenda para fortalecer el vínculo entre gobernantes de las ciudades más poderosas de la península de Yucatán. Esta actividad la realizaban para establecer alianzas territoriales, comerciales y políticas.
Diversos organismos internacionales como Cites (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) catalogan a esta especie bajo amenaza de extinción. Igualmente, el gobierno mexicano la incluyó en la NOM-059 SEMARNAT-2010 dentro de las especies con mayor amenaza en el territorio nacional, por lo que están protegidas y se prohíbe absolutamente su comercialización.
Los principales factores que están afectando a las poblaciones de mono araña en el país son la pérdida y la destrucción de su hábitat, que está aislando a las poblaciones, y el tráfico ilegal, debido a que muchos ejemplares son raptados en la selva para servir como animales de compañía.
¿Te imaginas una selva sin monos? Es lo mismo que un océano sin agua. La importancia de esta especie en las selvas tropicales del país es vital para la preservación de los ecosistemas, por lo que para su conservación debemos involucrarnos activamente y no comprar monos araña como mascotas, pues no cuentan con el alimento adecuado, ni el espacio necesario para desarrollarse plenamente. Además, hacerlo es un delito que amerita la cárcel.
Comparte con otras personas la importancia de proteger a estas especies, toma decisiones asertivas sobre los lugares que visitas en la naturaleza y siembra árboles para que la selva no desaparezca.
Cuidarlos es nuestra responsabilidad.