Arqueólogo Santiago Sobrino UADY
Una de las más representativas muestras de poder en el área maya durante el período prehispánico fue, sin duda alguna, de índole militar. Ya sea con la captura de prisioneros, como en la notable estela 12 del sitio de piedras negras en su victoria contra Pomona (Pitts 2013); la captura y muerte de los gobernantes enemigos, como sucede con la decapitación de Waxaklajun Ub’aah K’awiil (siete ciempiés), dios solar y señor de Copan, en las estelas F y J de Quirigua; o bien con las representaciones del enfrentamiento entre dos grupos armados, como es constante en sitios como Chichen Itzá (Tejeda: 2014), el carácter bélico de la sociedad maya es una constante en sus representaciones artísticas y, gracias a este abundante acervo de información recopilada por distintos proyectos arqueológicos, podemos darnos una idea cada vez más clara de las prácticas militaristas de esta sociedad en diferentes sus diferentes períodos y regiones.
El Armamento Cuerpo a cuerpo
Lanzas
Tanto en la cerámica como en la piedra tallada y la pintura mural se ha registrado el uso de lanzas con puntas de pedernal y, en menor medida, de obsidiana; sin embargo, es necesario señalar que este alto índice de representatividad se presenta en múltiples y variados contextos que no se limitan a la guerra en sí.
Ejemplos claros de este caso son las representaciones de gobernantes ataviados con las insignias de Wuk Chapat K’inich Ahaw (Seis ciempiés, dios del sol) y Bolon Yokte K’uh (dios del inframundo, la guerra y los cambios de época) las cuales se parean con una lanza, la cual simula en sus límites las fauces de un enorme ciempiés (Ciura 2019).
Estas lanzas enjoyadas cumplieron una función ritual en vez de bélica, pero esto no significa que las lanzas usadas en conflicto fueran del todo utilitarias. Funcionarios y élites menores pueden observarse utilizando diferentes tipos de botones, pesos, plumas y listones durante el enfrentamiento contra otro grupo armado.
Hachas
Las armas cuerpo a cuerpo, que se componen de un mango solido de madera y un filo, pueden parecer sencillas a simple vista, pero sus múltiples variantes en la iconografía indican todo lo contrario.
Las hachas de mano (con uno dos o hasta tres filos) fueron hechas con materiales como jade, serpentina, sílex y, de manera más tardía, de cobre.
El hacha es un arma asociada a la muerte por decapitación, utilizada por dioses como Ahkan (Dios A’), el dios de la muerte violenta que se autodecapita; Chaak, el dios de la lluvia; y K’awiil, asociado al rayo y a las dinastías gobernantes, este último siendo literalmente un hacha viva.
Bastón curvo
El bastón curvo cobra una gran importancia en las representaciones escultóricas del sitio de Chichen Itzá donde aparece constantemente como parte del armamento de personajes en las columnatas del templo de los guerreros y los murales del templo de los jaguares (Charlot y Morris 1931).
Como señala Garduño (2007) esta arma podía incluir de una a tres puntas de material lítico, asemejándose en cierto grado al gunstock, arma asociada a grupos nativo-americanos en Estados Unidos.
Mazas, macanas y clavas
Las armas contundentes -con o sin un componente punzo-cortante- aparecen en múltiples vasijas pintadas, estelas y murales en el área maya, un ejemplo de esto son las mazas alargadas (“macanas”) que portan los guerreros con tocado de ave en el cuarto 2 del templo de las pinturas en Bonampak, Chiapas. (Rivera 2013)
Por otra parte, el macuahuitl, arma con navajas de obsidiana popularizada por la leyenda que afirma su supuesta capacidad para degollar a un caballo, fue introducida al área maya durante el período posclásico – según fuentes coloniales- por influencias del centro de México.
Cuchillos, navajas y punzones
Ya sean de obsidiana, de sílex o, en el caso de los punzones, de hueso, los cuchillos son un componente que no pasa desapercibido al momento de analizar representaciones bélicas; sin embargo, el uso de estas armas cortas y afiladas parece encontrarse más relacionado con la muerte de los enemigos capturados.
Manoplas
El combate ritual con manoplas de caracol o piedra no corresponde a una acción bélica literal pero el uso de estas armas contundentes y, en ciertos casos con bordes cortantes, refleja el conflicto entre dos opuestos que -según Stuart (1981)- reflejan lo ígneo y lo acuático (Taube y Zender 2009).
Media y larga distancia
Lanzadardos
En náhuatl se le conoce como Atlatl, en maya Hulte’ (Rivera 2013) o Halab’ (Boot 2002). Un propulsor de madera que permite arrojar proyectiles delgados -conocidos como dardos o lanzas- a largas distancias y con gran precisión.
La influencia teotihuacana en el sitio de Tikal hizo que esta arma se volviera un símbolo de estatus. como podemos ver en la estela 31 de la acrópolis norte en dicho sitio. El lanzadardos fue el arma de largo alcance por excelencia en Mesoamerica durante un muy largo período de tiempo e, incluso después de la introducción del arco -probablemente por comunidades del norte-, se seguía utilizando como un símbolo de poder político y militar.
Arco y flecha
En la iconografía maya el arco y las flechas brillan por su ausencia. La razón, según investigadores como Aoyama Kazuo (2006) es que fueron introducidas a las tierras bajas mayas después del clásico tardío. Las únicas referencias que tenemos sobre arcos en el área maya corresponden a crónicas coloniales, por ejemplo, la relación de las cosas de Yucatán de Fray Diego de Landa.
Escudos y armadura
Escudos
Los escudos con base de madera o juncos reciben el nombre de pakal. Usualmente estos escudos rígidos se encuentran decorados con plumas, pieles, conchas, cintas e incluso complejas decoraciones con rostros de dioses.
La verdadera innovación del área maya es la introducción de un escudo flexible, compuesto por múltiples capas de algodón y pieles curtidas. Una mayor facilidad en el manejo, menor peso, la capacidad de plegarlo y, como se presenta en Yaxchilan, la capacidad de portarlo amarrado de la lanza, hacía de esta pieza un desarrollo único del área maya.
Armadura de algodón
Conocida como Ichcahuipilli en el centro de México (durante el período del contacto con los españoles), la camisa de algodón reforzada también aparece como una armadura en el área maya.
En las Relaciones Histórico-geográficas de la gobernación de Yucatán se describe una alternativa a esta armadura con forma de camisa o “chaquetilla”. Esta protección se compone por una serie de cintas que, a manera de amarre, envuelven el torso del guerrero.
Algunos protectores del torso en el arte maya se encontraban decorados con complejos mosaicos de cuentas o plumas, como se puede apreciar en representaciones tales como las esculturas del sitio de Oxkintok en Yucatán.
Protectores de antebrazo
Durante el período clásico terminal en el norte de Yucatán, la proliferación de un nuevo estilo conocido de manera general como “Estilo internacional” popularizó las representaciones de guerreros que usaban como parte de sus atavíos un protector de antebrazo. Compuesto probablemente por fibras vegetales y pieles curtidas, el protector de antebrazo se puede apreciar en los guerreros representados en las jambas, murales, dinteles y columnas del sitio de Chichen Itzá.
Petos
En la región del Usumacinta, especialmente en Yaxchilan podemos observar una segunda capa de armadura que usualmente se sobrepone a un chaleco de algodón como los mencionados en anteriores apartados.
Esta pieza de armadura que protege la región frontal del cuerpo se asociaba directamente con el cargo del gobernante, quien la llevaba alrededor del cuello a manera de “corbata” (Kaneko 2009) hecha con fibra vegetal y cubierta por placas de concha. (Vega 2017)
Yelmos y tocados
El uso de la protección en el área de la cabeza no se encontraba generalizado para todos los individuos de una organización militar. La carencia de este elemento es notable, incluso, en ciertos rangos militares de importancia como los Lakam, responsables de las levas (Lacadena 2008).
En las representaciones bélicas del período clásico maya podemos observar una gran variedad de cascos enjoyados con diferentes motivos zoomorfos, o bien protectores decorados con mosaicos.
El guerrero maya
En una región tan diversa como el área Maya, cuyas primeras expresiones artísticas se trazaron a más de dos mil años de antigüedad, tratar de definir algún tipo de unidad o tropa maya resulta por demás infructífero.
La epigrafía nos ha brindado cantidad de títulos con relaciones militares como lakam, ‘jefe de distrito’; baah te’, ‘primera lanza’; yajawte’, ‘señor de las lanzas’; ch’aho’m ajaw, ‘señor de hombres jóvenes’; baah pakal, ‘primer escudo’; o baah tok’, ‘primer pedernal’ (García y Velásquez 2018). Sin embargo, la mayoría de las representaciones monumentales que incluyen personajes con dichos títulos no corresponden al enfrentamiento armado en sí. Estas representaciones monumentales suelen asociarse en mayor medida a las postrimerías de una guerra que incluyen -más no se limitan- a la captura, presentación y muerte de nobles cautivos o bien a la caída de una ciudad enemiga.
Menores son las ocasiones en las cuales encontramos representados a los guerreros “de a pie”, quienes realmente constituían el grueso de los “ejércitos” combatientes.
Como ejemplo de estos casos encontramos las pinturas de Bonampak en Chiapas, donde podemos apreciar tanto a la nobleza portando cascos zoomorfos, armaduras de algodón y complejas lanzas enjoyadas con escudos flexibles, como a guerreros sin tocado, con lanzas y mazos sin decoración, que pueden llevar (o no) como única defensa un escudo rectangular pequeño.